Quizás la característica más terrible de la actual “Tercera Guerra Mundial”, hasta ahora ubicada en Europa y África casi exclusivamente, sea, que la mayoría de sus combatientes por el bando agresor, sea suicida. Al grito de “Alá es Grande” se inmolan mediante sistemas cada vez más sofisticados y mortales (bombas con tornillos como sucedió en el aeropuerto principal de Bruselas). No se trata sólo de una guerra entre musulmanes y cristianos, como se quiere mostrar en Irak y Siria, sino de un conflicto por el dominio de territorios, por el momento, en Oriente Medio, Europa y África.
El territorio ha sido el motivo inicial de los principales grandes conflictos de la historia mundial desde siempre. La tierra y su agua son los principales objetivos de las grandes acciones bélicas de todos los tiempos. Una tierra sin agua y un agua sin tierra no son atractivos por separado, sino sólo de forma conjunta.
Las masacres entre musulmanes sunitas y chiitas confirman mi tesis en Oriente Medio (Irak y Siria), en la península arábiga (Yemen) y en Afganistán y Pakistán (sudeste asiático), sólo como ejemplos.
En Irán, con una mayoría chiita que supera el 95 % de su población, la convivencia entre musulmanes y con los escasos cristianos existentes allí está asegurada, incluso con márgenes de pluralismo político desconocidos en otros países musulmanes del Oriente Medio.
Los errores coloniales (franceses e ingleses) en esa conflictiva región en la primera mitad del siglo XX y estadounidenses y británicos en los inicios del siglo XXI complican todavía más el rompecabezas actual en Oriente Medio. Este tema motivará mis Blogs de los próximos días desde un país latinoamericano que, por el momento, aparece alejado de este conflicto, como es nuestra Bolivia.
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