La supuesta cacería que se armó para arrestar al periodista Carlos Valverde y que resultó ser otro asunto, le ayudó al Gobierno a disimular una noticia mucho más grave para su imagen. Resulta que el arresto del ciudadano José Luis Sejas inaugura una nueva conducta (obligada por supuesto) en la lucha contra el narcotráfico.
Este millonario transportista que hace unos años era un simple chofer, estuvo operando durante un largo periodo como exportador de droga, usando el jugoso contrato que le entregó YPFB para importar diesel desde Argentina, donde fue vinculado con un inmenso cargamento de cocaína hallado en sus camiones. El hombre es dueño de casi un centenar de vehículos de gran porte y la justicia del vecino país cree que introdujo alrededor de 40 toneladas del alcaloide.
Obviamente, este “tiburón” estuvo actuando gracias a la benevolencia que ha estado practicando el régimen boliviano con los grandes capos, pues es la primera vez en los últimos tiempos que se arresta a un pez de este tamaño. El Gobierno no tendrá más remedio que extraditarlo a pedido de los argentinos, que seguramente harán muchas preguntas interesantes.
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