Es increíble comprobar que el Gobierno de Estados Unidos cierra los ojos y tapa sus oídos cuando no quiere atender las reclamaciones que se lanzan en su contra alrededor del mundo. Al haber puesto en libertad al reo Posada Carriles, terrorista confeso, autor de aborrecibles crímenes en que perecieron decenas de víctimas inocentes, cuyos familiares se han manifestado en diversos sitios del mundo, se ha levantado un mar de protestas y de críticas que el Presidente Bush simplemente desoye. No quiere atender, por formidable que sea el estruendo declarado y por muy atendibles que sean los pedidos de Venezuela, Cuba, Nicaragua por la extradicción del reo. Ante la falta de respeto hacia los Estados reclamantes que ello significa, corresponderá no atender a su vez, los pedidos de extradicción que Estados Unidos vaya a formular por narcotráfico, crímenes, estafas y otros delitos.
En la práctica sucede que Colombia, Perú, Argentina, Bolivia son dóciles y sumisos cuando Estados Unidos reclama la extradicción de delincuentes. Basta que lo pidan y se convierte en una órden que se obedece ciegamente, ni siquiera se dilata, sino que en plazo perentorio, las personas cuestionadas son extraditadas y puestas bajo la autoridad de jueces y tribunales norteamericanos. A partir de ahora, corresponderá desoír e ignorar las solicitudes, así se trate de grandes criminales, a ver si de éste modo el Sr. Bush comprende que debe existir reciprocidad y justicia cuando se trata de juzgar a criminales y asesinos como Posada Carriles, que hoy por hoy, goza de buena salud y libertad en la Miami mafiosa de los cubanos anticastristas.
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