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martes, 23 de octubre de 2007

Dante Pino escribe sobre Violencia Verbal

“Que no se convierta la violencia verbal en violencia material”Juan Ramón Quintana tiene entre sus hazañas haber actuado como pivote de la conspiración en octubre de 2003 y jugar un papel importante en la penetración del Estado Mayor del Ejercito, mediante el actual Presidente Ejecutivo de la Aduana Nacional, compadres y socios para provocar los hechos de sangre sucedidos.

En aquellos tiempos, la violencia verbal ejercida por Evo Morales era seguida de una violencia material inmisericorde hasta provocar la muerte de bolivianos como un resultado buscado por ellos la vez que podían. Desde el año 2000 no pararon en sus afanes de confrontación social y política, ocasionando daños a la propiedad privada, exportaciones, producción nacional y muertos.
Sabe muy bien de lo que habla el Ministro, porque él ha practicado la violencia en todas sus formas, es parte del núcleo palaciego que envía tropas a Santa Cruz, populacho a Sucre y Tarija y cocaleros a Cochabamba, conoce la biblia de la intimidación más que nadie.
Y claro nos advierte de los peligros, nos avisa que una cosa trae la otra y que esto no debemos hacer. ¿Quiénes? Los que estamos con la democracia, la transparencia y el respeto a los derechos humanos. Para ellos, para el gobierno, la cosa es distinta. Consideran el ejercicio de la intemperancia su cato de coca, su patente preferida y su propiedad privada. Pueden provocar las muertes de octubre en la ciudad de El Alto y Rio Seco, pueden provocar la muerte del minero cooperativista en las jornadas de Sucre, pueden provocar los muertos de enero en Cochabamba y aquellos en el cerro Posokoni y estos otros allá donde sea necesario.
Por supuesto que quien se dice demócrata reniega de la violencia innecesaria y practica y respeta las reglas de juego que la democracia tiene: el Estado de Derecho y las libertades y derechos constitucionales. Sólo los que practican el Derecho del Estado para instrumentalizar la constitución, pisotear las libertades y desconocer la institucionalidad son los que monopolizan la violencia y la usan en contra de la democracia.
Por eso resulta tragicómico escuchar las admoniciones de este señor. La careta de demócratas se les cae a pedazos y ya podemos advertir el rostro de sus intenciones, totalitarias. Quieren la reelección indefinida, la prorroga sin fin, el cheque en blanco, la coca excedentaria, los dólares baratos, el gas a Chile y la soberanía encasillada.
Quieren la democracia confeccionada a su medida, me temo que lo único que hacen es retrasar el reloj de la historia y obligarnos a despertar de la pesadilla en las que nos tienen hace más de un año.
(El artículo apareció hace poco en www.hoybolivia.com )

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