Tanto el presidente, cuanto el vice insisten en la determinación de haber ordenado la toma del aeropuerto Viru-viru para "combatir a la corrupción", que AASANA Santa Cruz había cometido delitos de malversación y apropiación indebida de recursos del Estado. Que por ello se determinó la toma militar de sus instalaciones en un despliegue inusitado, desproporcionado de tropas en un desplazamiento operativo que no ayuda a comprender la motivación real de la Administración.
Si se trata de delito económico la Ley señala con claridad meridiana los recursos a mano para establecerlos y sancionarlos sin lugar a error. En primera instancia están la Contraloría, la Fiscalía, la Prefectura que tiene toda la autoridad del mundo para calificar un delito dentro de su jurisdicción, si acaso el delito existe y las pruebas son contundentes.
En el caso de AASANA Santa Cruz, está a la vista que si hubo investigación, el Gobierno se guardó los resultados, ni siquiera notificó a los presuntos autores, ni asumió las medidas pertinentes. Se apresuró como en otras varias ocasiones de los 21 meses que lleva al mando, "son corrupción", "están cometiendo actos de corrupción", "son los culpables" y llegada la hora, no han podido demostrar de manera fehaciente sus afirmaciones. Más al contrario, pronunciaron sentencia y aplicaron la pena, sin pensarlo dos veces en el terrible daño que le causaban a la nación disponiendo de la tropa para tomar las oficinas "de los corruptos". Error, error, tres veces error.
Lo que llama la atención es comprobar que no haya una voz cuerda, que frene las improvisaciones, que detenga la estupidez y esa forma simplona de ejercitar la autoridad que está corroyendo el engranaje de legalidad y que inmediatamente da lugar a especulaciones de las más diversas. 1. Que la militarización fue medida distractiva, para desviar la atención de los problemas económicos que empiezan a preocupar al pueblo. 2. Que se trató de dar cobertura secreta al movimiento de aviones militares que el Gobierno no deseaba revelar. 3. Que se trató de mostrar fuerza ante la Prefectura de Santa Cruz, tenida por líder del proceso autonómico.
No se puede entender la obstinación del vice-presidente que quiere mostrar al Gobierno como víctima del movimiento cruceñista "querían tener un muerto", cuando ignora o lo pretende que el culpable directo y principal es quién ordenó la marcha militar sobre Viru-viru sin que exista motivo valedero alguno.
Ahora, cuando la operación fue consumada, el daño causado irreparable porque ya estamos viendo "la bronca creciente" en Santa Cruz contra Evo Morales y todo lo que representa, se quiere empezar con las acusaciones por malversación de caudales públicos, pidiéndole al Prefecto que inicie las acciones legales. Cuando al Ministro Quintana, le preguntaron los periodistas si no existía capacidad suficiente de las autoridades cruceñas para encontrar a los culpables, dijo que no respondía de las operaciones técnicas que habían tenido lugar. O sea respondió con un sofisma.
Lo más triste de todo, es el espectáculo bochornoso ante el mundo por las chambonadas que va cometiendo el Gobierno, que además son juegos muy peligrosos que podrían desencadenar tragedias, dramas, muertes y odios insalvables que nadie desea y de los que pedimos a Dios, nos libre a los bolivianos.
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