El primer reproche que hizo Hugo Chávez a Evo Morales, llamándolo por el conocido apelativo (que en Bolivia está prohibido usar) fue por el mal uso que está haciendo YPFB del taladro venezolano que llegó en 2008.
Ese taladro fue traído desde el puerto chileno, cuando todavía estaba en vigencia la “diplomacia de los pueblos”, en medio de espectáculo de demagogia.
Nunca un taladro petrolero había sido recibido con tanta bulla en ninguna parte del mundo, como este, de industria china, que pasó por Patacamaya en medio de aplausos, discursos, sahumerios y rociadas a la Pachamama.
Era la apoteosis hecha taladro. Era la máquina que, en cosa de dos años, alcanzaría en las profundidades del suelo paceño los yacimientos de petróleo que allí duermen.
El discurso principal estuvo a cargo del presidente Morales, quien puso en juego todo el prestigio de su popularidad (estaba muy alta en esa época) para decir que si no se encontraba petróleo en La Paz él se iría a Orinoca, o a su cato del Chapare.
El plazo cumplió en octubre pasado y lamentablemente el taladro falló. No hay señas de petróleo en el norte de La Paz.
Quizá los sahumerios hechos en territorio aimara fueron contrarrestados por otro tipo de ritos de los pueblos originarios de la selva, que se opusieron a la llegada del engendro de la mecánica.
Lo cierto es que el taladro, a cargo de otro engendro, la Petroandina, formada por YPFB y PDVSA, no cumplió su cometido. Y el presidente quedó con su prestigio maltrecho, aunque el control que tiene su gobierno de los medios de comunicación ha permitido que el caso sea ignorado, hasta ahora.
Tenía razón el comandante Chávez para hacer el reproche a Morales, porque no se puede desperdiciar de esa manera un taladro alquilado con tanto cariño a Bolivia, a precios tan altos.
El otro reproche que pudo hacer el comandante al líder espiritual de los pueblos originarios del planeta estuvo referido a la negociación con Chile. Chávez prefiere ahora el diálogo. Y ha perdido interés en lavarse los pies en una playa boliviana, como dijo alguna vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario