Es seguro que Ciro Zabala será senador por Cochabamba y que nadie se sorprenda cuando un día llegue a ser presidente del Senado y ocupe el cargo de primer mandatario del Estado Plurinacional, aunque sea por unas horas, como sucedió con Eugenio Rojas Apaza, quien se hizo famoso y ganó su preciado espacio político gracias al deleznable acto de degollamiento de perros que protagonizó en su tierra natal, Achacachi.
Están de moda los degolladores y también han vuelto a cobrar fuerza los talibanes, unos fanáticos que desprecian a las mujeres y las obligan a tapar todo su cuerpo y ver el mundo a través de un velo, supuestamente por motivos religiosos, pero que en realidad es cinismo y abuso de poder.
Ciro Zabala les sigue los pasos a esos talibanes cuando sugiere que la culpa de las violaciones es de las mujeres que incitan con su conducta y su manera de vestir a los depravados, entre los que se cuentan a numerosos exponentes del “Proceso de Cambio”, un alcalde, un asambleísta y un diputado que recibió protección incluso de colegas parlamentarias mujeres que ahora proponen pena de muerte.
Hay algunos que se ríen de las palabras de Ciro Zabala, como carcajean con los comentarios y chistes despectivos hacia las mujeres que hace frecuentemente el presidente Morales. Nada es chistoso cuando es una política de Estado jugarse por talibanes y degolladores.
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