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martes, 16 de febrero de 2010

el fragmento de un blogero de Periodista Digital de Madrid se refiere al "síndroma de la Moncloa" enfermedad misteriosa cuyos síntomas son depresión..

¿Se está medicando el presidente? ¿Toma antidepresivos? La salud del presidente podría ser una de las claves del actual drama de España. Por ahora son preguntas sin respuesta, pero los síntomas de la depresión son intensos. Hasta es probable que sus médicos y su familia le estén aconsejando que abandone, que no merece la pena "luchar por España" sin que "su esfuerzo" sea comprendido.

Lleva seis años en el poder, pero parece que son doce. Felipe González dice de él que le ha llegado demasiado pronto el famoso Síndrome de la Moncloa, una enfermedad misteriosa que afecta a los presidentes de gobierno españoles cuyos efectos son el aislamiento, el desconcierto, la ausencia de lucidez y una irresistible tendencia a la arrogancia y al error político.

Está desconcertado porque siente que hasta su proverbial "suerte" le ha abandonado y hasta ha perdido su vieja moral de victoria. Cuando empezó a negociar con ETA le dijo al hoy ministro Gabilondo, entonces rector, que él estaba marcado por la fortuna y que no sabía perder. Hoy, la situación es la opuesta: todo lo que toca lo estropea y se le vuelve en contra.

Su trayectoria política se parece a la de muchos entrenadores de fútbol fracasados, que llegan como magos y que terminan como charlatanes, sin más defensa que los resultados.

Ahí, en los resultados, es donde está el mayor drama de Zapatero. La realidad es tan mala que justifica y sustenta su depresión: España, bajo su mandato, se hunde, se desangra. se llena de parados y de pobres, cierra empresas a mansalva, se endeuda hasta la locura, pierde competitividad, se queda sin prestigio y ostenta liderazgo solamente en miserias y vergüenzas como el tráfico y consumo de droga, el alcoholismo, la prostitución, el fracaso escolar, el despilfarro, la inseguridad, las cárceles atiborradas, el desprestigio de la polítiica y la pérdida de esperanza, entre otros.(cualquier semejanza con la realidad boliviana será pura casualidad)

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