En estas circunstancias, es muy poco lo que puede hacer la oposición. Nadie le puede negar su derecho a proponer leyes, discutir, censurar, pero se sabe que el “rodillo” en la Asamblea Legislativa funcionará sin mayores trabas. El voto será incuestionable. Las designaciones de los cargos que están en acefalía o con carácter de interino, que son innumerables, podrán ser aprobadas por mayoría simple, sin trabas de ninguna índole, o por dos tercios, negociando, sin que la oposición pueda hacer mucho. Además, la fiscalización de la oposición será muy compleja y las peticiones de informe o interpelaciones a los ministros de Estado, sin mayor sentido, porque el voto mayoritario del oficialismo se impondrá contra toda razón.
Los opositores podrán alegar que el equilibrio y respeto entre las mayorías y las minorías son la base de la democracia y aquello es cierto. Pero cuando el gobierno de Evo Morales busca abiertamente el “cambio” y la constitución de un nuevo Estado, la mayoría parlamentaria masista no se detendrá en su camino de transformaciones y las minorías serán avasalladas sin ninguna posibilidad de oponerse al “rodillo” que se viene. Lo que se vislumbra para la constitución del Poder Legislativo es otro tema donde desde la Asamblea Legislativa Plurinacional se podrá inducir abiertamente.
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