El guía de una famosa ciudad norteamericana retó a un grupo de turistas a diferenciar el nivel educativo de una zona respecto de las otras. Nadie observó características distintivas en los edificios, en las viviendas o en algún otro detalle que refleje pobreza y opulencia.
“La bocina”, les dijo y efectivamente, en los barrios menos educados, los conductores le daban duro a los bocinazos, que suelen ir acompañados de gritos, insultos y otras formas de agresión. Si ese guía viniera a alguna ciudad boliviana seguramente nos pondría cero en educación ya que los autos pueden estar sin frenos, sin parabrisas o con el motor en ruinas, pero la bocina siempre funciona a la perfección.
Al subir a su auto, mucha gente suele sufrir una suerte de metamorfosis cultural y se vuelve más agresiva, se torna maleducada e impetuosa y la manera de demostrarlo es justamente con el botón ubicado en medio del volante. Tan grave es este problema, que el municipio de La Paz ha ideado el “Día de la No Bocina” y está fijado justamente para hoy, el último miércoles de abril. La invitación es a cumplir con una norma que justamente prohíbe abusar de la capacidad de hacer ruido. Conviene que todos imitemos esta excelente idea que han tenido los paceños.
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