Como para darnos la razón, ya no es solo el Presidente Morales el que abjura de la administración de justicia que confeccionó a su medida, sino ahora el propio Vicepresidente García Linera, que protesta por la retardación en la que incurre, retardación que le favoreció personalmente y con la cual le dejaron salir de la cárcel. ¿Curioso? Bastante cínico diríamos. Claro que para este blancoide de corte indígena si el sistema que creo no funciona está el otro, ese que se llama “comunitario” y al que pide se deben allanar todos. En otras palabras, ante la retardación, linchamiento inmediato o degollamiento en la plaza del pueblo, es lo mejor.
Una forma velada de avisarles a los futuros candidatos lo que les puede deparar el destino si no se avienen a ser oposición programada. Y con todas estas muestras de cariño por la justicia, de declamaciones farisaicas para reclamarle prontitud, transparencia y equilibrio, mientras en realidad le exigen lo contrario hacen campaña electoral embaucadora.
Para muestras bastan varios botones, como el del señor Svonko Matkovic, que denuncia al fiscal Soza de querer devolverle el dinero de la extorsión que recibió para no enjuiciar a su hijo. La ausencia sospechosa de ese fiscal de marras tan machito hace un tiempo atrás para perseguir a cruceños con denuncias falsas e infundadas, descubiertas ahora en todo su esplendor y que tanto al Presidente Morales como a su yunta les importa un bledo.
Es que esa preocupación por la justicia no es tal, es en realidad una forma de encubrirla, de ampararla. ¿De qué otra manera estos señores podrían lograr que se les permita una nueva reelección, que se les permita asesinar con impunidad en nombre de un separatismo fantasmal, que se les permita colocar cadáveres ajenos, para encubrir a un acusado de asesinato como Luis Clavijo?
Es más, si realmente no tolera el señor Vicepresidente la retardación de justicia ¿porque no dejan en paz a Leopoldo Fernández, preso hasta ahora sin juicio ni debido proceso?
Nada de lo que hacen o dicen estos señores es serio, con excepción de su conducta delincuencial, desde que asumieron el gobierno. Esta es la realidad. Son ocho años de permanente desprecio a los derechos humanos y a la constitución política que ellos juraron defender. En este proceso nadie ha podido escapar de la persecución y el ajusticiamiento ordenado desde el Palacio, ni los propios indígenas a los que se dicen representar.
Con toda esta hoja de vida pretenden hacernos creer que Bolivia tendrá elecciones libres y democráticas. Sólo los crédulos inocentes pueden esperar eso. El fraude delincuencial está en marcha, y este llamado a la justicia es otra maniobra artera para preparar los caminos que allanen su nueva reelección.
Los demócratas en Bolivia deben preparar la resistencia.
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