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lunes, 10 de febrero de 2014
se ha puesto serio El Penoco cuando toca: Justicia y Democracia. patético y tremendamente dramático
La justicia - coinciden todos-, es la asignatura pendiente de la democracia boliviana. Debemos coincidir más bien que la justicia es en realidad la primera necesidad de una sociedad, la misión número uno de cualquier sistema democrático. En consecuencia, sin justicia, ni hay democracia y tampoco se puede hablar en sentido estricto de una comunidad concepto que implica libertad e igualdad de todos ante la ley. Al régimen político boliviano se le ha vuelto complicado seguir insistiendo en que todavía vivimos en democracia, cosa imposible con la calaña de justicia que tenemos, con todo lo que está ocurriendo, con toda esa banda de extorsionadores operando dentro del sistema judicial. El proceso de cambio ha hecho algunos maquillajes, les ha puesto poncho y sombrero a los magistrados, le ha dado su toque populista a los tribunales, pero la función de los magistrados y de la ley sigue siendo la misma, convertirse en un brazo operativo del poder, instrumentalizar las normas a favor del Poder Ejecutivo y como arma de persecución de los opositores. Y por más críticas que se lancen desde los ministerios y las tribunas políticas contra los jueces, se hace imposible disimular la patraña que está detrás y que los propios magistrados empiezan a rechazar.
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