Sin mayor análisis y sin hacer el menor reparo, el Gobierno ha decidido pagar un billete sobre otro el monto de la compensación fijada por el Tribunal de Arbitraje de La Haya a la empresa británica Rurelec, cuya participación en la generadora de electricidad de Guaracachi fue expropiada por el Gobierno de Evo Morales. Se trata de casi 29 millones de dólares que deberán ser honrados con la transnacional, pese a que en reiteradas ocasiones el primer mandatario les dijo a las compañías reclamantes que no pagaría ni un solo centavo, porque el Estado Plurinacional Revolucionario Leninista y Antiimperialista no reconocía ninguna de las instancias internacionales, renegaba de la ONU, de la OEA y hasta del Vaticano.
El problema es que el mundo da vueltas y frecuentemente viene cargado de muchos sapos para tragar. En este momento, el Gobierno boliviano está más prendido que nunca de La Haya para no hacer el ridículo en la demanda marítima ante Chile y en consecuencia pide respetar sus fallos.
El problema es que hay una larga fila de empresas esperando sus pagos y que han recurrido a La Haya. Entre ellas hay una que pide casi 1.500 millones de dólares.
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