En el mundo entero se le ha dedicado atención al hecho político de la renuncia de Fidel a una nueva postulación como Jefe de Gobierno de Cuba, autoridad que ha venido ostentando desde hace medio siglo, lo que le había convertido en el presidente más antiguo de estar en el poder.
Issac Bigio ha realizado un interesante análisis del tema, cuya última parte reproducimos no sin dejar de sorprendernos por los 15 minutos que le dedicó al tema la TV de Suecia y por primera vez en mucho tiempo, siempre que se refiere a Cuba, en forma bastante ponderada. El texto:
Una isla que depende de la escena mundial
Por el momento la tendencia que más se percibe es la de que los castristas vayan reincorporándose a la región y creando alianzas comerciales que busquen contrarrestar a los Tratados de Libre Comercio con EEUU por un bloque proteccionista latinoamericano.
A medida que más Cuba estreche sus lazos con Venezuela y el Mercosur, se podrán generar dos fenómenos. Uno puede ser la emergencia de un ala de países que pretendan usar los hidrocarburos suramericanos y las economías relativamente menos dependientes de Argentina y Brasil para hacer una forma de bloque latino al estilo de la Unión Europea. El otro puede ser seguir presionando para que los Castro se vayan ‘des-sovietizando’ y abriendo su régimen económico y político hacia uno más afín al que tienen Venezuela o Brasil.
Varios analistas coinciden en decir que mientras EEUU se viene distrayendo en Medio Oriente Catsro y Chávez han venido avanzando en su ‘patio trasero’. Sin embargo, EEUU requiere ‘latinoamericanizar’ el Asia Occidental (es decir, remplazar regímenes proteccionistas por unos que liberalicen a la economía y a la política). Si logra ese objetivo podrá consolidarse a nivel global y en las Américas. De allí que Chávez tanto intente apoyar a Irán y organizar con Rusia, Bielorrusia, Vietnam y China un contrapeso a Washington.
El futuro de esta isla depende de la escena internacional. Fue el interés soviético quien jugó gran rol en transformar a Fidel de ‘rebelde democratizador’ a ‘comunista expropiador’. La desintegración soviética encontró a Fidel buscando un compromiso entre el ascenso de la globalización liberal y el poder mantener como China y Vietnam un monopolio del partido comunista que se vaya abriendo gradualmente al mercado.
Si la debilidad de EEUU en los sesentas empujó a Fidel hacia la izquierda y si el triunfo de los EEUU en los noventas hizo que Fidel se vaya distanciando de sus radicalismos y de promover insurgencias, hoy gran parte de su futuro depende de como quede EEUU en su ‘guerra antiterrorista global’ y en su intento de aparecer como el superpolicía del planeta (algo que, por el momento, viene reculando y generando contrapesos por parte de la UE y Rusia).
El castrismo podría acentuar su evolución hacia querer combinar aspectos del viejo plan estatista con nuevas concesiones al mercado (y quizás hacia alguna forma de tolerancia interna) en la medida que vaya gestando un polo afín en su propia región.
La renuncia de Fidel a la Presidencia de Cuba y a la jefatura de sus FFAA no implica que él deja el poder, sino que él se mantiene como la figura central que va permitiendo que se vaya entrenando su sucesor, al tiempo que garantiza una estabilidad y continuidad.
Fidel Castro no solo sigue el ejemplo de Deng Xiaoping de pasar su ancianidad como el líder máximo que supervisa a quienes detentan los principales cargos públicos, sino que buscará hacer que su isla vaya recorriendo el mismo camino chino e indochino de ir hacia una economía que combine el estatismo con la empresa privada pero que imponga orden y crecimiento mediante el monopolio de un partido comunista único.
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