Alejandro Peña Esclusa
Leopoldo Fernández, héroe de toda América
Para el gobierno de Evo Morales, es de vital importancia mantener preso al prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, porque con eso logra, en primer lugar, inculpar a la oposición ante la opinión pública mundial de la violencia desatada en Bolivia; y en segundo lugar, escarmentar al resto de los líderes opositores, para que se asusten, se desmoralicen, y abandonen la lucha.
Dado que, en el caso de Fernández, se han violado todos los procedimientos legales, no se trata de un encarcelamiento, sino de un secuestro. No es un método nuevo, ni original, sino de un modus operandi, que utilizan todos los miembros del Foro de Sao Paulo para lograr su fines.
En abril de 2002, Hugo Chávez, miembro del Foro de Sao Paulo, ordenó el encarcelamiento-secuestro de militares y policías honestos, inculpándolos de la masacre que él personalmente había ordenado. Las FARC, integrantes del Foro, utilizan constantemente la figura del secuestro para obtener dinero o concesiones políticas. Así que no debe extrañarnos que su socio, Evo Morales, haga lo mismo.
Basándome en nuestra triste experiencia, me atrevo a recomendarle a la oposición boliviana que suspenda toda forma de negociación con el gobierno hasta tanto no se libere a Leopoldo Fernández.
Esto lo digo, por una parte, porque quien originó la violencia fue Evo Morales, al confiscar ilegalmente los beneficios del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), que corresponden a los departamentos. No reclamar con firmeza y determinación el secuestro de Fernández, equivale a aceptar –al menos tácitamente– la culpa de las muertes ocurridas en Pando. Cuando vengan los “investigadores” de Unasur –organización controlada por el Foro de Sao Paulo– les será mucho más fácil achacar los asesinatos a la oposición.
Por otra parte, si la oposición abandona a Leopoldo Fernández a su propia suerte, todos los demás opositores, particularmente los más débiles, dirán “si abandonan a un prefecto, ¿qué será de mí cuando el gobierno me encarcele?”; y como consecuencia, se irán perdiendo los ánimos de lucha.
En las batallas –ya sea militares o políticas– hay banderas que no se pueden entregar al enemigo, so pena de perder la guerra. Leopoldo Fernández es, sin duda, una gran bandera, un gran héroe, que no sólo representa la dignidad de los bolivianos, sino la de todos los demócratas iberoamericanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario