Relaciones Internacionales tema hipersensible
Mauricio Aira
Usamos el superlativo porque las relaciones internacionales se están conduciendo en algunos aspectos de la forma más peligrosa y hasta irresponsable partiendo del tema Irán. Todo parte de la carta fundamental más conocida como la CPE, que en su título segundo del Poder Ejecutivo y refiriéndose a las atribuaciones del Presidente de la República señala inequívocamente “negociar y conducir tratados con naciones exgtranjeras, previa ratificación del Congreso” de modo que cuando en comunicado de la cancillería se pone de relieve que “Bolivia e Irán ratifican su lucha contra cualquier forma de imperialismo para conseguir unas relaciones internacionales más democráticas, equilibradas y justas, basadas en la autonomía y libertad de los pueblos” no son otra cosa que un saludo a la bandera, un enunciado diletante que no tiene otro significado que expresar ideales comunes en todos los pueblos del mundo.
Ahora viene lo sensible “el apoyo que brinda Bolivia al Irán en su programa de establecer plantas para la producción de energía atómica, con fines pacíficos”. Y con el antecedente de haber firmado acuerdos para obtener Bolivia asistencia técnica y militar para potenciar su fuerza militar. (sic) Aspectos ambos que ponen a Bolivia en su relación con sus vecinos Chile, Perú, Brasil, etc. Y especialmente con la Unión Europea y los Estados Unidos en entredicho. Lo ideal si se quiere la recuperación marítima habría sido que Irán expresara su incondicional apoyo al reclamo secular de Bolivia al gobierno de Chile por los territorios usurpados en la injusta guerra del Pacífico de 1879. El párrafo enunciado jamás habría sido suscrito por Irán, pero sí Bolivia inscribe su apoyo incondicional a Irán en su lucha contra los Estados Unidos de Norte América.
Lo evidente es que la visita de Mahmud Ahmadineyad a Bolivia y de Evo Morales a Irán y el anuncio de una ayuda económica y energética hasta alcanzar los mil millones de dólares ha colocado a Bolivia en una situación de aislamiento y observación internacional tanto de la UE como de la potencia del Norte y de Chile y de Perú que si antes recelaban de nuestra Nación, ahora lo harán con mayor razón.
No vamos a describir las dificultades que tiene Irán como nación musulmana, productora de petróleo, con un ejército temible aún para las naciones más desarrolladas, ni el rechazo a sus políticas de militarización, fanatismo religioso, fusilamientos masivos (el número dos después de China) por la comisión de delitos como la delincuencia, el narcotráfico y la desobediencia.
El otro aspecto censurable es la violación de convenios internacionales de los que Bolivia es garante y que guardan relación con políticas de armonización, solidaridad y abstención de pactar con potencias extra continentales sin que previamente se hubiera convenido en los organismos continentales que son el marco para el comportamiento al exterior. Es adecuado impedir que ningún estado miembro por ejemplo de la OEA firme acuerdos políticos, menos aún militares como está sucediendo de ésta inusual, única y talvez innecesaria relación con Libia y principalmente con Irán.
Lo que puede llenar de consuelo al menos momentáneo es que no tiene valor legal ningún convenio, ningún tratado internacional que suscriba el presidente si acaso no es ratificado por el Congreso. No olvidemos que Morales pretendió desde el día mismo de asumir la suscripción de ocho convenios con Venezuela, tres de los cuales están aprobados y los cinco restantes esperan la aprobación legislativa que el MAS planea obtener cuando domine el Congreso al cabo del referendo fallido del 7 de diciembre próximo.
A partir de la fecha, el interés de la Unión Europea y otras naciones que apoyaron el proyecto masista se verá menguado si acaso no desciende a la categoría de cero. En relación a los EEUU la situación es aún más delicada tanto por la agenda pendiente y las confiscaciones de intereses estadounidenses que Morales viene ejecutando (Pertenencias de USAID de Villa Tunari) no será de extrañar la reducción de la asistencia técnica y económica pactada.
La Cancillería masista y el Presidente Morales se soportan en una cuerda floja al situar a la Nación en un débil punto de apoyo a la geopolítica de Venezuela que está utilizando a Irán como el “cucu” para asustar al Continente. Hace falta toda la claridad posible en éste negocio y que se muestren las cartas sobre la mesa, salvo que se prefiera el rumor, la intriga y una subterránea oposición que puede provocar horas de angustia y dolor al pueblo boliviano.
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