En las tierras altas llaman “llunkerío” al fenómeno que se agudiza y que se disemina por todos lados, incluso por las llanuras orientales. En Warnes, el club Sport Boys, a la cabeza del ubicuo alcalde Mario Cronenbold, ha decidido incluir entre sus refuerzos para la próxima temporada, nada menos que al presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales Ayma, quien podría compartir el ataque con el brasileño Thiago Leitao y Joaquín Botero.
El asunto podría entenderse en el contexto de una gentileza, un nombramiento honorario como se estila en todas las instituciones, mucho más cuando lo que se busca es obtener un padrinazgo muy importante para cualquier equipo, especialmente en el plano económico.
Estamos viendo a Bolívar cómo no se equivocó cuando hace unos años buscó al padrino más acaudalado que se pueda conseguir dentro y fuera del país y ahora es semifinalista en la Copa Libertadores, un hecho que jamás se había dado en Bolivia. Volviendo al tema entonces, el llunkerío ya no asusta, el tema del padrinazgo es entendible. Lo insólito sería que el presidente acepte jugar y que encima meta un gol o cuando menos, un rodillazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario