Bolivia dijo No
Lo que ha hecho el congreso del partido de Gobierno, el Movimiento Al Socialismo (MAS), cuando decidió postular de todos modos al presidente Evo Morales al mismo cargo en las elecciones de 2019, fue desconocer el resultado del referéndum del 21 de febrero pasado. Es probable que el entusiasmo, los intereses y el desconocimiento de las leyes y de la existencia de un Estado de derecho de los seguidores del presidente les hubiera llevado a proponerle violar las leyes y, ¡todavía más!, ignorar y desdeñar la voluntad del soberano.
Pero lo que no se puede entender es que el presidente Morales, quien juró, ante los símbolos de la patria, obedecer y hacer obedecer las leyes del país, haya aceptado esa invitación a ignorar las leyes, es decir, a delinquir, cuando aceptó la propuesta de buscar de todos modos su postulación. El país mira atónito este espectáculo en que el primer ciudadano acepta, en público, ignorar las leyes y repudiar el resultado de un referéndum ante el cual él mismo se presentó diciendo que estaba dispuesto a aceptar una derrota y resignarse a dejar de ser candidato.
El argumento para esta conspiración contra las leyes del país es que los votantes del referéndum del 21 de febrero actuaron, al responder a la consulta constitucional, movidos por los efectos de una mentira, como califica el Gobierno la noticia de que el presidente tuvo un hijo con la señorita Gabriela Zapata, agente de empresas chinas, ahora virtualmente incomunicada. La postura del Gobierno –y del presidente– es que el niño no nació, a pesar de que el propio presidente dijo que sí, que había nacido, pero que enfermó y murió. El absurdo silogismo es que si el niño nunca nació, el referéndum debe ser desdeñado e ignorado porque se realizó cuando todos creían que el niño había nacido y había muerto, como dijo su padre. El propio pretexto es una burla al pueblo boliviano.
Los medios de comunicación internacionales expresaron su asombro ante la decisión del presidente. Recuerdan que el propio dictador Augusto Pinochet, de Chile, aceptó su derrota en un referéndum y cortó su mandato.
Habrá que esperar que el presidente Morales cambie de opinión, algo que ha hecho varias veces sobre este mismo tema. Sería lo mejor para el país, que ahora es el hazmerreír de la región y es señalado como el lugar donde las leyes son pisoteadas por quienes detentan el poder político.
Pero lo que no se puede entender es que el presidente Morales, quien juró, ante los símbolos de la patria, obedecer y hacer obedecer las leyes del país, haya aceptado esa invitación a ignorar las leyes, es decir, a delinquir, cuando aceptó la propuesta de buscar de todos modos su postulación. El país mira atónito este espectáculo en que el primer ciudadano acepta, en público, ignorar las leyes y repudiar el resultado de un referéndum ante el cual él mismo se presentó diciendo que estaba dispuesto a aceptar una derrota y resignarse a dejar de ser candidato.
El argumento para esta conspiración contra las leyes del país es que los votantes del referéndum del 21 de febrero actuaron, al responder a la consulta constitucional, movidos por los efectos de una mentira, como califica el Gobierno la noticia de que el presidente tuvo un hijo con la señorita Gabriela Zapata, agente de empresas chinas, ahora virtualmente incomunicada. La postura del Gobierno –y del presidente– es que el niño no nació, a pesar de que el propio presidente dijo que sí, que había nacido, pero que enfermó y murió. El absurdo silogismo es que si el niño nunca nació, el referéndum debe ser desdeñado e ignorado porque se realizó cuando todos creían que el niño había nacido y había muerto, como dijo su padre. El propio pretexto es una burla al pueblo boliviano.
Los medios de comunicación internacionales expresaron su asombro ante la decisión del presidente. Recuerdan que el propio dictador Augusto Pinochet, de Chile, aceptó su derrota en un referéndum y cortó su mandato.
Habrá que esperar que el presidente Morales cambie de opinión, algo que ha hecho varias veces sobre este mismo tema. Sería lo mejor para el país, que ahora es el hazmerreír de la región y es señalado como el lugar donde las leyes son pisoteadas por quienes detentan el poder político.
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