MAS millones que ANTES...
Por: Erika Brockmann Quiroga
El año 1993, los bolivianos fuimos testigos de una de las campañas presidenciales más costosas de nuestra historia democrática. Con Gonzalo Sánchez de Lozada y Max Fernández en competencia electoral, se impusieron estrategias de marketing cada vez más sofisticadas y costosas. Ambos empresarios, con billeteras abultadas, fortalecieron la prácticas prebendales en la misma proporción que se ampliaba la participación y convocatoria a los sectores más vulnerables. "Ayer vino Don Max regalando hornos, relojes y bicicletas y ustedes vienen apenas con poleras ¿Así piensan ganar la elección?" se quejaban los vecinos de el Valle Alto cochabambino. Con el tiempo, no faltó la instrumentalización política del sensible tema del financiamiento colocando dudas sobre su procedencia y condimentando una lucha política encarnizada. Pese ello, se plantearon tímidas normas restringiendo los espacios publicitarios y, aprobándose desde 1999, el financiamiento público a los partidos políticos. Fue tal el desprestigio del sistema de partidos, que nunca se valoró como apoyo a un tema de interés común, ni se comprendió a la política como "bien publico" no mercancía tal como sucede en la mayor parte de las democracias más estables y legitimadas de la región y el mundo donde el financiamiento público no se cuestiona tan agudamente. Lo aquí señalado es pertinente para a denunciar la impostura y demagogia de un gobierno que, como nunca antes hace uso y abuso de la propaganda y de los recursos públicos para sostener una de las campañas mas costosas de nuestra historia. ¡Que no nos hagan creer, que se financia con los aportes "voluntarios" y "patrióticos" de su militancia en función pública! Estarán destinados para la "caja chica", pero los gastos de transporte, logística y la pauta publicitaria en medios masivos, es literalmente escandalosa Aproximadamente un millón de dólares en 10 días y que no nos engañen ¡la fuente de su financiamiento no puede esconderse! Son los recursos de la gente, son los "desinteresados" aportes de Chávez. Evo, el líder indígena nacido en la marginalidad reparte a manos llenas dineros que ninguno anterior, neoliberal y oligarca lo había hecho. El instituto del referéndum en este caso revocatorio clave en toda democracia participativa o semi directa nunca se vio tan manoseado al realizarse en condiciones desiguales empezando por las tramposas preguntas y la persistente referencia a medias verdades e insultos de una y otra parte. El cohecho electoral denunciado en 1997 a propósito del Bonosol fue apenas un rasguño comparado con el festival de cheques y dádivas a organizaciones sociales. Esta mala praxis política ocurre a vista y paciencia de una población que no termina de salir del adormecimiento e ilusión de un Evismo que blinda a Evo de cualquier crítica e interpelación. Al menos en el occidente y en el área rural, las aberraciones que en otras épocas eran inadmisibles son ahora pasadas por alto sin reflexión crítica alguna. Vivimos un cambio regresivo que erosiona día a día las bases de respeto y maduración de una cultura democrática que un buen cambio haría posible. Podrán argumentar que tratándose de un Referéndum, la ley no norma límites de gasto ni establece prohibiciones a las entidades públicas para "difundir" sus logros institucionales. Ello es irrelevante, ya que la ley es un estorbo, no cuenta. Evo "le mete no más" para que los abogados maquillen sus transgresiones. Algún día, estas pastillas, de falta de tino y caprichos de caudillo, que digerimos todos los días, formarán parte de las anécdotas de la era del "Melgarevismo" de principios del siglo XXI. ¡ lástima y qué difícil resulta reconocerlo!
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