La tranquilizadora respuesta del Ministro de Economía al ser consultado sobre los efectos en nuestra economía de la sistemática caída del precio del petróleo es muy ilustrativa de la forma en que está funcionado la administración estatal: por inercia, pues todas las autoridades están abocadas a hacer campaña en favor de la aprobación de la Ley de Reforma Constitucional en el referendo del próximo 21 de febrero.
De acuerdo al Ministro, Bolivia puede resistir una caída del petróleo hasta los 10 dólares el barril, afirmación que si se sustentara en datos algo objetivos, sería una gran noticia. Pero, basta recordar que el precio por barril de petróleo consignado en el Presupuesto General del Estado 2016 (ya sancionado y promulgado) es de 45,30 dólares por barril, 20 más que el precio actual, que está alrededor de los 25 dólares, para preguntarse cómo hará el Ministro para jugar con la diferencia. Tal vez lo que quiso decir sea que el país resiste hasta el monto de 10 dólares... hasta el 21 de febrero.
Y muchos otros sectores de la administración estatal son dirigidos de igual manera. Por tanto, es posible prever que el 21 de febrero será un parteaguas: uno será el país previo a esa fecha y otro el día después, y la actuación gubernamental, probablemente, también sufrirá algunos ajustes tanto en función a la dura realidad como de los resultados del referendo.
Alguna vez se dijo que en Bolivia el largo plazo son dos meses... ahora este lapso pareciera que se reduce a cinco semanas.
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