El presidente Morales acaba de posesionar al general Juan Gonzalo Durán Flores como nuevo Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas (FFAA), designación que ha causado polémica por los antecedentes del militar, que fue vinculado a un caso de corrupción que data del año 2007, cuando ocupaba el puesto de director de la empresa Transporte Aéreo Militar (TAM).
Según la denuncia, Durán Flores autorizó el desembolso de más de 522 mil bolivianos para una compra de repuestos que nunca se hizo. Existe una querella en la justicia presentada por Marco Antonio Benavides aunque la nueva autoridad ha negado las acusaciones.
Al Gobierno, que en este momento se encuentra acosado por numerosas denuncias de corrupción, no le conviene acumular más sospechas, sobre todo pensando en las consecuencias que podría acarrearle en los resultados del Referéndum del 21 de febrero. En estas circunstancias debería optar por personas absolutamente libres de toda duda.
Aunque tal vez la idea de la transparencia no esté en su libreto y la estrategia sea justamente elegir los elementos que mejor se adapten al paradigma reinante. Es probable también que en este contexto sea muy difícil hallar manzanas que estén sanas.
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