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miércoles, 15 de agosto de 2007

La verdad sobre el Mutún

A favor y en contra

Gobierno del MAS (Gdel+) "Este es un buen negocio porque permite atraer 2.100 millones de dólares para los próximos 8 años, generará 10.000 empleos directos y entre 20.000 y 30.0000 indirectos", puntualizó el ministro Secretario Quintana.
El contrato suscrito el miércoles 18 de julio entre la Empresa Siderúrgica del Mutún y la Jindal Steel Bolivia S.A. obliga a la compañía india a cumplir un cronograma de inversiones, cuyo plan será presentado en un plazo de 90 días después de protocolizado el acuerdo, y comenzará a producir acero a partir del quinto año de ejecución del proyecto minero.
Entre las obligaciones y los derechos de las partes, la Jindal deberá iniciar la producción de acero durante el quinto año y alcanzar la producción de 1.730.000 toneladas de acero a más tardar en el séptimo año.

Roberto Laserna (Analista) En ocasión anterior advertimos los enormes costos que podía representar el subsidio indirecto que implicaba entregar gas a precios diferenciados. El gobierno ha terminado por admitir que esa crítica era correcta, luego de negar que fuera un problema e incluso justificarlo en la Ley de Hidrocarburos.

Aquélla no era más que la primera evidencia de que el país se había colocado en una posición muy vulnerable frente a la empresa y que el resultado, por ello, podía generar más pérdidas que beneficios.

Al renunciar a su cargo, uno de los ministros que formó parte de la comisión negociadora y que defendió la decisión inicial sugirió romper las negociaciones con Jindal y reiniciar el proceso.

Gdel+.- El Gobierno considera que será fundamental el acompañamiento del Congreso Nacional para que autorice y apruebe el contrato para explotar durante 40 años el Mutún.Es decir, que la Jindal invertirá al menos 600 millones de dólares más que todas las compañías que capitalizaron las empresas públicas bolivianas durante el gobierno del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. Toda la producción se realizará con mineral de hierro procedente de las concesiones delimitadas en el yacimiento del Mutún por las cuadrículas afectadas al contrato.
Analista.- El hecho de que no se hubieran presentado otros proponentes y de que el gobierno descartara sin mayores explicaciones la intención de Mittal de intervenir en el proyecto era ya una señal de alerta. Mittal es la empresa del acero más grande del mundo, y cuenta con las tecnologías y la capacidad financiera más importantes del sector. Era un socio de lujo, pero incluso si por razones políticas no se quisiera la asociación con un gigante, hubiera bastado mantener a Mittal en la competencia para limitar las pretensiones y presiones de Jindal.

En todo caso, era preocupante que hubieran tan pocos proponentes para un yacimiento supuestamente tan grande y rico. Eso quería decir que el pliego de licitación no había creado condiciones que indujeran a las empresas a competir entre ellas para ofrecerle a Bolivia las mayores ventajas posibles.

Vigía... Cómo fue todo el proceso de licitación? Se cumplió lo que manda la Ley?
Analista.- Una licitación es un mecanismo mediante el cual se busca que los interesados compitan para adjudicarse una obra o un recurso. Se supone que en esa competencia ha de ganar la empresa más fuerte, la que cuente con mayores recursos y, por tanto, la que sea capaz de ofrecer las mayores ventajas y beneficios al dueño de esos recursos. En una buena licitación, el dueño de los recursos, representado en este caso por el gobierno de Bolivia, una vez que define las condiciones mínimas debe limitarse a observar y estimular la competencia, y al final seleccionar a quien ofrezca la mejor opción. De esta manera puede mantener siempre una posición de ventaja frente a las empresas que responden a la convocatoria. Cuando la licitación es más competitiva es cuando mayores ventajas se pueden obtener.

Sin embargo, ni siquiera en un proceso competitivo es seguro que se puede lograr todo lo que se desea. Eso ocurre cuando las características económicas del mercado no permiten mejores resultados, lo cual es frecuente, o cuando las condiciones establecidas en la convocatoria no fueron suficientemente atractivas o fueron, simplemente, equivocadas.

Vigía... Es el Mutún un buen negocio para Bolivia?
Analista: El gobierno definió como una prioridad política la industrialización del hierro del Mutún con el uso del gas natural, y con ello la ha convertido en una meta deseable por sí misma. Eso explicaría por qué nuestras autoridades toman decisiones que parecen ignorar cálculos elementales de lo que se gana o pierde en términos de desarrollo y uso eficaz de nuestros recursos. Una comisión de ministros firmó el 14 de agosto un acuerdo preliminar de explotación del hierro del Mutún con la empresa Jindal Steel & Power de la India. El contrato final será elaborado y firmado en los próximos 30 días, pero, si no hay cambios en lo que se ha acordado hasta ahora, el país podría sufrir un daño económico severo. Los ministros a cargo de la negociación han difundido pocos datos, eligiendo tal vez los más optimistas. Ellos aseguran que el país obtendría un beneficio de 200 millones de dólares al año, además de empleos en la zona y el orgullo de poner el sello “Hecho en Bolivia” a las barras de acero que algún día se exportarán. Afirman que ese dinero representa una suma similar a las utilidades que obtendría la empresa, por lo que se estaría compartiendo el beneficio con cerca del 50% para cada una de las partes. Las cuentas, sin embargo, no son claras. Por ejemplo, si en los 200 millones se suman los impuestos y las regalías, además de una posible participación en utilidades, ¿cuánto corresponde a qué rubro?

Vigía... Podría aclarar aún más éste último razonamiento?
Analista: Los ministros a cargo de la negociación han difundido pocos datos, eligiendo tal vez los más optimistas. Ellos aseguran que el país obtendría un beneficio de 200 millones de dólares al año, además de empleos en la zona y el orgullo de poner el sello “Hecho en Bolivia” a las barras de acero que algún día se exportarán. Afirman que ese dinero representa una suma similar a las utilidades que obtendría la empresa, por lo que se estaría compartiendo el beneficio con cerca del 50% para cada una de las partes.
Las cuentas, sin embargo, no son claras. Por ejemplo, si en los 200 millones se suman los impuestos y las regalías, además de una posible participación en utilidades, ¿cuánto corresponde a qué rubro?
Más oscuro aún es el hecho de que en los cálculos ministeriales no se haya incluido el costo que representa para el país la subvención ofrecida a Jindal, que consiste en proporcionarle gas natural a la mitad del precio pactado con Argentina. Si se hacen cálculos, los 7 a 10 millones de metros cúbicos diarios de gas natural entregados a ese precio alcanzan una cifra que oscila entre 230 y 330 millones de dólares anuales, redondeando números.
Si usted calcula la diferencia entre lo que Bolivia da y lo que recibe, encontrará que, de ejecutarse este contrato, el país le estaría “pagando” entre 30 y 130 millones de dólares anuales a Jindal para que se lleve el hierro del Mutún, “industrializado por primera vez” y para orgullo de los ministros. No parece un buen negocio.
Vigía... La pregunta obligada es que nos diga, cuánto se llevará Jindal de beneficio real?
Analista: En efecto. Si Bolivia vende gas a la Jindal a mitad de precio, en vez de exportarlo a quien sea que lo necesite, renuncia cuando menos a 230 millones de dólares de ingresos y tal vez a 330 millones cada año. Este es el costo de oportunidad que pagamos como país, y a cambio de eso, y de entregar el hierro, obtenemos de la Jindal solamente 200 millones, según promesa ministerial.
Claro que cuando se exporta gas natural no todo es utilidad, pues se tiene que cubrir los costos de exploración y extracción, de transporte y tecnología, de capital y trabajo que cuestan sacarlo. Esto reduce la cifra de beneficios netos, pero el cálculo anterior tampoco considera que con la alternativa de exportar ese gas natural se podrían obtener mejores precios. De hecho, si en vez de “regalarlo” a la Jindal se lograra vender esos mismos 10 millones de metros cúbicos de gas en otro mercado, como por ejemplo el de Chile, a 7 dólares el millón de BTU y no a 5 como a la Argentina, los ingresos para el país aumentarían de 200 (con Jindal) a 931 millones de dólares anuales (sin el Mutún), de los cuales la mitad o un poco más quedarían con nosotros. Sólo para las regiones serían 102 millones adicionales de regalías al año. Claro que aún así tampoco sería seguro que los beneficios lleguen a la gente, pero ese es otro tema. Ahora bien, si el contrato permitiera a la Jindal disponer libremente del gas natural que se le ofrece, el hecho de comprarlo a 2.5 y venderlo a 5 ya sería suficiente para resolverle sus problemas de financiamiento. En 7 años la empresa podría reunir los 2300 millones de dólares que se comprometió a invertir en 8 años.

Vigía... El tema tiene muchos bemoles. Las dudas persisten no obstante la propaganda.

Analista: En este caso, por ejemplo, quienes manejan el Estado parecen creer que el gas natural no tiene costo. Con esa lógica, creen que se gana vendiéndolo ya sea a 2.5 o a 5, o, por lo menos, nunca se pierde. A esto hay que añadirle la confusión en que caen los funcionarios cuando no pueden distinguir entre el interés de la empresa pública y el interés del país.
Para un funcionario público, los recursos naturales, como el dinero de las donaciones y préstamos e incluso los que le llegan por coparticipación tributaria, simplemente están. Son disponibles, no tienen costo, y cualquiera que sea la forma en que se utilicen, creen que por el solo hecho de gastarlos ya se generan beneficios, por lo menos políticos. Por eso es que les preocupa más la “ejecución presupuestaria” que los efectos del gasto o los resultados de la inversión. El resultado es conocido, lo experimentamos como subdesarrollo y pobreza.
En el caso que nos ocupa la meta es política: industrializar el hierro y el gas, pero el costo es económico: un subsidio millonario. Tal como está planteado el proyecto, esa meta es posible de alcanzar, pero todo indica que, como los otros casos mencionados, no contribuirá al desarrollo y seguiremos cayendo en la trampa del rentismo.
Para apreciar las magnitudes, no debemos olvidar que aquí se habla de un contrato de 40 años, y de una concesión de 20 mil millones de toneladas de hierro (esa es la mitad de lo que tiene el Mutún). Así que los promedios anteriores hay que multiplicarlos por 40 para saber lo que está en juego en este negocio.

Del editor. Se actualizan dos artículos del profesor universitario Roberto Laserna, considerado uno de los analistas políticos más serios de la actualidad. Graduado en Ciencias Sociales es parte de la Fundación Milenio y mantiene su sitio en la Red: www.geocities.com/laserna de cuya fuente hemos copiado sus textos.

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