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viernes, 3 de agosto de 2007

Ex-alto jefe militar pide al Mando volver a Mandar

En artículo destacado que publica LT, el pundonoroso militar Alvin Anaya que ocupara los importantes mandos de Jefe del Ejército y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, demanda de sus colegas militares que "vuelvan a mandar" a propósito de la controvertida asistencia campesina a la Jura de la Bandera y su participación en el desfile del "Día de las Fuerzas Armadas" en Santa Cruz.

El título de este artículo, se dejó el año 2001 como un lema en letras de bronce en el hall de ingreso al Comando en Jefe de las FF.AA. Cualquier análisis sobre el particular es innecesario porque somos conscientes de que nos debemos sólo a la Patria y no a grupos, logias, organizaciones sociales o partidos políticos en particular.

El año 1984 los alumnos de la Escuela de Estado Mayor en la ciudad de

Cochabamba le demostramos al Alto Mando que uno de sus miembros años atrás tuvo la "iniciativa" de entregar armas de nuestro Ejército a la subversión en contra de sus propios camaradas. En esa oportunidad dijimos que era indigno de vestir el uniforme que no podíamos permanecer entre traidores y por tanto preferíamos ser: un civil de pie a ser un diplomado de Estado Mayor de rodillas y que nos dejen alguna vez ser dignos. La baja de la Escuela de algunos de nosotros no se dejó esperar, pero el mensaje fue tan profundo que el Mando no tuvo otra alternativa que desestimar nuestra baja.

En estos momentos tan difíciles en los que atraviesa el País surge otra "iniciativa" según declara un miembro del Alto Mando, que lamentablemente es contraria a nuestra misión fundamental porque se interpreta como provocativa y que incentiva la intranquilidad y la incertidumbre, como nunca; nadie sabe cuál será el resultado de la Parada Militar del 7 de agosto que siempre fue una fiesta nacional.

El 7 de agosto es día de las FF.AA. y el acto principal es la Jura a la

Bandera precisamente para que los conscriptos que se encuentran bajo banderas expresen su lealtad a los símbolos nacionales y a la Patria. Sólo después de este acto nuestros soldados rinden honores a la tricolor nacional con una Parada Militar. Por lógica ninguna otra organización sea nacional o regional venga de donde venga tiene porqué participar en un acontecimiento exclusivamente militar. Por el contrario todos tenemos la obligación de cuidar el no convertir en un circo donde predominan los payasos y equilibristas un acto tan solemne y de gran trascendencia.

El militar no se brinda ni se excusa, cumple órdenes pero no mal dadas; aquí es donde el militar responsable, valiente y por el honor militar tiene la oportunidad de demostrar a sus superiores que todas las órdenes no siempre son bien dadas; desde luego corriendo todos los riesgos por igual para el señor Oficial, Suboficial o Sargento.

El año 2000 públicamente nos dirigimos al pueblo de Bolivia para decirles que el hecho de que no deliberemos, no quiere decir que no pensemos, interpretando erróneamente algunos personajes comprometidos con la política y pensando en sus beneficios personales nos calificaron de golpistas. No pedíamos deliberar sino recordarles que el Mando tiene los canales respectivos para asesorar el Gobierno sobre temas de seguridad y defensa, asesoramiento que si no es leal y patriótico las consecuencias pueden ser irreparables ¡cuidado!

Ese mismo año en el palco de honor del Gran Cuartel de Miraflores dejamos otro lema que dice: "El Ejército es el pueblo y el pueblo es inmortal". Tampoco es necesario que se haga un análisis porque también somos conscientes de que no necesitamos congraciarnos con nadie ni por nada. Los gobiernos y los mandos pasan la Patria y los instituciones quedan.

En nuestro Colegio Militar aprendimos que: "el lacayo pide, el digno merece; aquel solicita del favor lo que éste espera del mérito; ser dignos significa no pedir lo que se merece ni aceptar lo inmerecido" y que: "el odio que injuria y ofende es terrible; la envidia que calla y conspira es repugnante; que se odia más a los más perversos y se envidia más a los más meritorios"· Nos recalcaban que al hombre integro se lo reconoce: "por lo que es capaz de renunciar a toda prebenda que tenga por precio una partícula de su dignidad, que los hipócritas son audaces en la traición y tímidos en la lealtad y que los peores son los que maldicen elogiando".

Estas enseñanzas pusimos siempre en práctica a riesgo de perder el grado y el cargo o incluso la profesión porque hay cosas mucho más importantes, por ejemplo ser digno. ¡Déjennos alguna vez ser dignos!

Mientras estuve al Mando de la Institución le recordaba que el que manda no se equivoca y si se equivoca vuelve a mandar. Con el respeto que se merece el Mando me permito sugerirles que: ¡Vuelvan a Mandar! Estamos todavía a tiempo

El autor fue comandante del Ejército y Comandante en Jefe de las FF.AA.

alvin@redcotel.bo

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