El Presidente Morales se equivocó al decir que con su decisión de dar un paso atrás “todo vuelve a ser como antes”
Muy poco antes de que termine el año 2010, flanqueado por el Vicepresidente y el Canciller del “Estado Plurinacional” y compartiendo con ellos una expresión facial tan o más expresiva que sus palabras, el Presidente Evo Morales dirigió al país un mensaje que pese a su brevedad sintetizó con mucha elocuencia la importancia del momento por el que está atravesando el Gobierno del Movimiento Al Socialismo, la magnitud de todo lo que ha quedado atrás con el año que se fue y lo enormes que son las incertidumbres con las que se inicia el año 2011.
El tema central del mensaje fue la decisión de abrogar el DS 748 –por el que se incrementó el precio de los carburantes-- ante la imposibilidad práctica de imponerlo. Pero, fue mucho más que eso lo que las palabras presidenciales dejaron traslucir. Aunque no lo dijo, expresó con toda claridad que su Gobierno ha caído presa de una enorme confusión, que ha perdido el libreto y que ya no tiene un norte que guíe sus decisiones económicas ni políticas ni sociales; no en vano ayer “abrió el debate” para poder enfrentar el problema.
Entre todas las confusiones, la económica parece ser la mayor. Es que si bien reconoció, por fin, después de casi cinco años de persistir en el error, que su política económica y particularmente la hidrocarburífera estaba conduciendo a la paralización del aparato productivo nacional, quiso subsanar un problema tan largamente acumulado mediante un solo golpe rotundo asestado a la economía popular pero sin atreverse a abordar la causa, y no sólo una de las consecuencias del descalabro del sector. Probablemente, lo único rescatable de este proceso de equivocaciones es enterarnos de que fugan del país 350 millones de dólares al año por el contrabando de carburantes y que los importamos por un valor mayor a los 1.200 millones de dólares/año.
En lo político, la confusión gubernamental no es menor. Las múltiples contradicciones que salieron a luz en el mensaje presidencial, así como en todas las intervenciones públicas de nuestros gobernantes, indican que los días transcurridos desde que el DS 748 desencadenó la furia popular no han sido suficientes para que hagan una interpretación correcta de los factores que desencadenaron la resistencia popular.
La insistencia con que las autoridades del área política atribuyen las masivas movilizaciones populares a “pequeños grupos financiados por la derecha”, a “afanes subversivos orquestados por los empresarios” o al “oportunismo” del Movimiento Sin Miedo, da cabal cuenta de los extremos a los que puede llegar la ceguera ocasionada por la embriaguez del poder.
Pero probablemente aún más importante que el extravío económico y la desorientación política es la cantidad de fisuras que durante los últimos días se han abierto entre las élites gobernantes y los movimientos sociales que hasta ahora los sustentaron. Ha sido tan grande el traspié gubernamental, que se han roto muchos de los vínculos subjetivos que pusieron a Evo Morales y a sus colaboradores por encima del bien y del mal.
Por lo anterior, todo parece indicar que el presidente Morales se equivocó al decir que con su decisión de dar un paso atrás “todo vuelve a ser como antes”, y para que la ciudadanía recupere algo de confianza en el Ejecutivo y él mismo, deberá hacer profundos ajustes y sentar algunos precedentes que eviten que vuelva a ser tan mal asesorado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario