El día que Lula da Silva estuvo de visita en Santa Cruz, los afiliados a la Federación de Empresarios Privados recibieron la llamada de la secretaria invitando, a nombre del titular de la entidad, a un almuerzo con el expresidente brasileño. Como era de esperarse, hubo una nutrida asistencia, pero la sorpresita que les esperaba estiró algunas caras, pero no tantas como se podría esperar.
El hecho es que Lula ni apareció y en lugar de él se hicieron presentes el primer mandatario boliviano, Evo Morales, acompañado del cantante Aldo Peña y su nueva cumbia villera. Muchos se quedaron tiesos cuando el autor del brincao pedía que “levanten las manos los que quieran a Evo”, pero otros no tuvieron problemas en hacerlo, incluso frente a las cámaras que grababan todo, seguramente preparando algún anuncio televisivo para la campaña, que indicará el idilio entre quienes sufren el doble aguinaldo, los avasallamientos y las prohibiciones y el líder del régimen que tiene a los empresarios entre la espada y la pared.
Algunos hicieron airados reclamos a Dabdoub por el engaño; pero el empresario cruceño dio indudables pruebas de que ya es todo un plurinacional, respondió con el clásico “yo no fui” y culpó de todo al organizador ejecutivo de la Cumbre G-77, Reymi Ferreira.
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