Casi el mismo día, la Fuerza Especial de lucha contra el Narcotráfico hizo dos incautaciones de droga poco usuales. La primera ocurrió en la provincia Sud Lípez, departamento de Potosí, donde los policías secuestraron 33 kilos de cocaína que estaban en poder de algunos miembros de la etnia Cacachaca, una de las más antiguas del país que se hizo legendaria por su conflicto armado con los Laimes, otro pueblo indígena que también ha sido vinculado recientemente a la producción y tráfico de sustancias ilícitas, factor que parece haber incidido con la pacificación de ambas comunidades guerreras, enfrentadas desde hace siglos.
En realidad hay varios ayllus del altiplano que han cambiado la labranza por negocios mucho más lucrativos, entre los que también se incluye el contrabando de autos robados y la protección a bandas que pasan mercaderías ilegales desde y hacia Chile. La segunda intervención de produjo cerca de la colonia menonita Santa Rita, en las inmediaciones de Paurito (Santa Cruz).
Allí fue localizado un laboratorio de cristalización de cocaína, con capacidad de producción de hasta 150 kilos por día. Si bien se cree que la fábrica pertenece a narcos colombianos que se disfrazaban de granjeros, en el lugar fue arrestado un menonita que puede haber llegado a la conclusión de que mejor es incursionar en un negocio menos controlado y amenazado que la agropecuaria.
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