Amores que matan
Hay una gran sincronía en las actuaciones del gobierno de Venezuela y Bolivia; no hablamos de acciones de cooperación diplomática, sino de un plan de absoluta correspondencia e interdependencia entre los gobernantes de ambos países.
La actual dupla de mandatarios hace mérito al comentario de que si Chávez estornuda Bolivia contrae una pulmonía, puesto que nuestro país recoge con mayores consecuencias todas las ideas chavistas, las pataletas del coronel vestido de rojo, las iras ciclotímicas, sus locos proyectos; se hace carne de sus enemistades y adopta sus relaciones peligrosas así como su modelo dictatorial y el sistema represor y conculcador de derechos y libertades que ya ha pasado a ser el sello de ambas gestiones.
Bolivia es sin duda una sucursal del infierno al rojo vivo que sigue intensificando Chávez, es una filial del comunismo del Siglo XXI, pese a que Evo Morales no deja una sola de sus intervenciones sin decir que Bolivia es hoy más soberana que nunca: soberana esclava, soberana sometida al régimen chavista, repiten las personas que saben que ya no es ningún secreto que Chávez manda en Bolivia tanto o más que en Venezuela.
Hace pocos días 'El Universal', un diario venezolano, nos dejó saber el verdadero motivo del síndrome de obediencia que nos hace ver a Evo Morales como si padeciera el síndrome de Estocolmo, puesto que se muestra absolutamente subyugado por su captor; la publicación del 27 de septiembre dio cuenta de que el presidente de Bolivia ha recibido 6.724 millones de dólares de su amigo venezolano, una danza de dólares que en Bolivia no han ingresado de manera regular y que salen de la embajada de venezuela con firma del embajador, puesto que Morales declaró en una ocasión que le había pedido a su homólogo que le evite los papeleos burocráticos para poder usar el dinero a diestra y siniestra y por supuesto sin mayores controles o supervisiones.
Pero el grado de cercanía es tan grande que Chávez da órdenes y opina sobre nuestro país desde el suyo, habiendo declarado en varias oportunidades que instalará dos o tres Vietnam en Bolivia, así como ha exigido a las FFAA de nuestro país que actúen imponiendo la violencia contra los opositores de Evo Morales.
En las acciones confiscatorias, represivas y de violación de Derechos Humanos y libertades ciudadanas también van de la mano. En Venezuela han recrudecido los asesinatos políticos y los encarcelamientos de presos de conciencia, cuyos últimos episodios son la muerte a tiros de Julio Soto, activista opositor universitario, seguido del encarcelamiento del ex ministro de Defensa que se retiró a fines del año 2007 del presidente Chávez, hablamos del general retirado Raúl Isaías Baduel, quien fue detenido el viernes por una comisión de la Dirección General de Inteligencia Militar (DGIM) en el estado centro costero de Aragua.
Su homólogo Boliviano, Evo Morales, no se queda atrás puesto que su régimen ha generado matanzas de opositores en distintas oportunidades, la última que ocurrió en el departamento de Pando con más de una veintena de decesos entre los que se dice perecieron cinco agentes de nacionalidad venezolana, y se procedió a dictar un estado de sitio seguido de allanamientos, saqueos, raptos, encarcelamientos, torturas y confinamientos de por lo menos 21 personas, amén de unas 1000 que huyeron presas del terror y han solicitado Refugio en una localidad de la frontera brasileña.
Hasta ahora todo une a ambos mandatarios, quienes se presentan como siameses, como dos caras de la misma moneda, una unión que se dice que es por compatibilidad ideológica, pero que en la realidad nos lleva a constatar que es más por dependencia económica y por intereses del uno sobre el otro. Chávez sueña con tomar Bolivia para sus planes de avanzada militar sobre el continente y Evo quiere quedarse en el poder a cualquier precio y para esto se ha aferrado de los bolsillos del venezolano. Pero sabemos que nunca se pueden prever el final de los idilios, mucho más cuando estas hacen daño a propios y extraños y que según sabemos hay amores que matan y relaciones imprevisiblemente destructivas y peligrosas.
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