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jueves, 3 de julio de 2008

desde Londres Issac Bigio relata:

El gobierno colombiano anuncia haber liberado ilesos a Ingrid Betancourt, a 3 norteamericanos y a 11 militares rehenes de las FARC. Ello potenciará a Uribe en su pugna con la corte suprema (que le cuestiona por la ‘ilegalidad’ de su elección o por que el 20% de sus congresistas están ligados al paramilitarismo) y para poder ir hacia una nueva elección (con lo cual él quiere extender su mandato que según la constitución debe acabar en el 2010). También beneficia a McCain (quien fue a Colombia) y a su estrategia de mano dura ‘anti-terrorista’ frente a Obama (quien pide entrevistarse con Chávez y congelar el TLC con Bogotá).
La ex-candidata presidencial Betancourt secuestrada por las FARC en el 2002 se convirtió en todo un símbolo internacional. Chávez inicialmente quiso que las FARC la soltara para que ello fortalezca su política de mostrar a Uribe como un ‘duro’ y de favorecer que la guerrilla se ‘legalizase’ para luego poder llegar al gobierno por la vía electoral (tipo Nicaragua o Sudáfrica).
Tras que Uribe la liberara sin conceder nada a cambio, su imagen tanto interna como internacional crecerá y la derecha continental querrá valerse de ello para lanzar una contraofensiva contra los gobiernos y partidos izquierdistas de la región.
Es más, podrá tener cierta incidencia en la carrera electoral norteamericana pues los republicanos querrán usar ello para mantenerse en el poder mostrando que la mejor manera de derrotar al ‘terrorismo’ es con invertir más en inteligencia y con acciones militares. Para McCain ese debería ser el camino para vencer en Iraq y cazar a Bin Laden.
Al igual que en el caso de Sendero Luminoso en Perú una guerrilla que se desacredita por hacer acciones armadas impopulares termina debilitando a la propia izquierda y a los sindicatos y ayudando a que se consoliden fuerzas que quieren una mayor liberalización de la economía.
La estrategia de las FARC de negociar su re-inserción o la libertad de cientos de sus presos sufre un duro revés. Esta podrá tener nuevas crisis en momentos en las cuales ha cambiado de jefe por primera vez.
Las derrotas de las FARC repercutirán dentro de la izquierda. Mientras un sector sacará como conclusión que la violencia individual y aislada conspira contra su ideal de ir hacia una sublevación de masas, la mayoría de los ‘socialistas’ buscará distanciarse de toda medida violenta para querer aparecer como ‘moderados’ capaces de ser buenos demócratas.
Uribe querrá convertirse en el presidente más popular de la región y en un símbolo que utilicen los opositores de Chávez, Correa, Morales y Ortega para minar al avance de la ‘marea rosa’ en Latinoamérica. La victoria uribista, por ejemplo, querrá ser usada por la oposición venezolana para golpear a Chávez en las elecciones regionales venezolanas o por la boliviana para ir cercando al gobierno (quien acaba de perder las elecciones de Chuquisaca y está chocando con Alan García).

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