La puesta en marcha del servicio de transporte "Puma Katari" en la ciudad de La Paz es una de las pocas acciones orientadas en beneficio del ciudadano común y contrarias a las mafias corporativas que siempre han mantenido y mantienen secuestrado el poder político en Bolivia. Se trata de un servicio moderno y decente destinado a combatir el ultraje que cometen las mafias sindicales del transporte contra el usuario.
Pero lamentablemente esta medida se ve amenazada, no solo por los transportistas que han anunciado un paro, sino también por agentes gubernamentales que están intentando boicotear el proyecto. Los argumentos para oponerse son de lo más insólitos.
Cuestionan el precio de los buses, pese a que nadie ha tenido la decencia de preguntar cuánto cuestan los aviones, el satélite, el derroche en el Dakar y el teleférico; observan que el servicio municipal pone en riesgo la iniciativa privada y lo dicen después de haber apoyado el monopolio estatal en varios servicios, la nacionalización que fomenta la ineficiencia y la corrupción y por último, los sindicatos se atreven a cuestionar el subsidio del precio del pasaje, cuando hoy el Estado subvenciona hasta la papa y la cebolla porque no ha hecho más que ponerle trabas a la producción en lugar de fomentarla. Hace unos días el municipio paceño recibió el gran apoyo ciudadano por este esfuerzo. Ojalá lo mantenga.
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