REFLEXIÓN
PERSONAL
Al iniciar el 2014, reflexiono sobre el idealismo y la
posibilidad de alcanzar una mayor fraternidad y paz entre los seres humanos. ¿Será
posible que las religiones, las ideologías, los Estados, las instituciones
existentes, construyan una ética vinculante común, superior y universal para lograr
un nuevo mundo renovado en plenitud de valores?
Está claramente diseñada la exigencia, a todos los
gobiernos, de garantizar la seguridad ciudadana, controlar el hambre, las
enfermedades sociales, la migración desamparada, la explotación, la exclusión humanas;
poner coto a la destrucción de la Naturaleza, prevenir la catástrofe del
calentamiento climático y los desastres naturales, eliminar la violencia y la
amenaza militar, las bases ofensivas, la reanudación del golpismo registrado en
todos los países donde las garras imperiales se aprestan a socavar recursos naturales
para su propio beneficio. La verdad, aún nos encontramos en un mundo en continua
inestabilidad con la civilización postergada. Y en nuestra Patria Bolivia, aún
cursamos el Medioevo.
A pesar del desarrollo de la ciencia, la tecnología, la
comunicación, la economía, la ecología, la política y hasta la ética,
deploramos la crisis aludida. Crisis de credibilidad, de dogmatismo, crisis
económica financiera, crisis ecológica, crisis democrática, crisis moral.
Frustrados los sueños de libertad, igualdad, fraternidad,
por doquier observamos cómo se justifica el autoritarismo, las aberraciones
pseudo científicas de darwinismo social y se mantienen las guerras colonialistas;
si bien quedó atrás el marxismo clásico y el capitalismo en su actual etapa,
ambas resultaron en un fracaso experimental total; entonces, todo nos conduce
al pesimismo sobre la opción de un estatus mundial de humanismo pacificador y creativo.
En la postmodernidad se impone la cultura de la muerte y
la tónica psicológica colectiva es siempre la angustia y la soledad. La
idea-nación de los Ilustrados, originalmente unificadora se disuelve en caótico
desorden. Y aunque se pretende llegar a una etapa superior de evolución, las ideologías
enajenantes, los nacionalismos exagerados, la postergan.
Ante esta innegable realidad es preciso proclamar el respeto
de la colectividad humana al milagro de la vida, a la de todos los seres
vivientes, hombres, animales y plantas; por ende, la preocupación solidaria por
la conservación del agua, del aire, del suelo, la existencia maravillosa de la
naturaleza en el único planeta donde ese milagro es dado.
Insisto…¿Es posible otro mundo de tolerancia, fraternidad
y paz; un Nuevo Orden Global que permita el desarrollo de la grandeza
espiritual, de coincidencias humanas en torno a las dificultades del mundo
material? ¡Con seguridad! Y para ello se precisa un movimiento destinado a crear
puentes de entendimiento, reconciliación, amistad y amor. Debemos orar y soñar con
esa comunidad planetaria. Nada de improvisaciones. Los gobiernos deben ser aconsejados
por los científicos de la naturaleza y del espíritu, para que el debate de las
ideas éticas sean la base de la política en sus naciones y territorios; bien asesorados
por antropólogos y bioéticos para que sea factible la inclusión, el respeto a
la diversidad y a la dignidad de persona de todos los seres humanos y de todas
las culturas.
Pero más importante aún, es proscribir toda adhesión
ciudadana a los sistemas político-sociales alienantes de esos propósitos. La
bandera: denunciar la violencia, la injusticia y la persecución política; la
mejor arma combativa: la educación ética mediante cualquier estrategia; y sobre
todo, aprovechar toda red moderna de comunicación ética mundial, el satélite
boliviano debe servir para eso; y ante todo, como lo hace Francisco y Leonardo
Boff, ¡Sembrar la virtud de la bondad!
Gastón Cornejo Bascopé
Cochabamba 2 de enero 2014
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