Hace unos días insistíamos en este mismo espacio que las grandes ausentes de la campaña electoral han sido las empresas creadas por el “Proceso de Cambio” y que deberían estar brillando como las grandes estrellas de la revolución del MAS.
El oficialismo, que jamás ha pecado de humilde y menos de austero, debió crear decenas de anuncios de televisión promocionando los grandes logros de Papelbol, Lacteosbol, de la planta de Etileno y Polietileno, la planta de Vinto, Misicuni, Promiel, la planta de Sanbuenaventura, etc. etc.
En total son 33 los emprendimientos estatales que se llevan casi más de la mitad del Presupuesto General de la Nación, es decir casi 100 mil millones de bolivianos, una cantidad que no se puede creer, pues es más del doble del presupuesto total del país en el 2005.
Son empresas que no se miden en gastos, que están contrayendo préstamos del Banco Central, que no licitan prácticamente nada, donde no hay estados financieros, no se conoce la transparencia y tampoco se rinde cuenta de nada. Sobre todo, son entidades que tienen mucho personal, pero muy poca producción, tan escasa que el MAS hace todos los esfuerzos por esconderlo. Lo inaceptable es que los opositores no hayan movido ni un dedo para desnudar esta situación.
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