Los países nórdicos, Noruega, Suecia, Islandia y otros han vuelto a ser noticia mundial con el cierre de numerosas cárceles por falta de presos. Los reclusos han sido concentrados en las pocas prisiones que existen ya que era muy costoso mantenerlos en lugares donde los internos se podían contar con los dedos de una mano.
El “colmo” de la situación es Islandia (320 mil habitantes), el país que tiene la tasa más baja del mundo de homicidios. Mientras que en aquel gélido lugar mueren asesinadas una o dos personas como mucho en todo el año, en Brasil el número de muertes violentas llega a las 44 mil, en Estados Unidos más de 15 mil y en Venezuela cerca 16 mil. ¿Cuál es la receta? La pregunta es interesante tomando en cuenta que los islandeses son muy apegados a las armas, pues les gusta la cacería, pero la respuesta se encuentra en la poca diferencia de clases que hay en la población.
No es que todos sean millonarios, pero tampoco hay abismos entre los ricos y los pobres. Y hablando de cárceles, se conoció ayer que la cárcel de San Pedro en La Paz ha tenido que ser reabierta ya que el penal de Patacamaya ya no da abasto y corre el riesgo de convertirse en una bomba de tiempo, como Palmasola. Habría que pedirle la receta a los nórdicos, sobre todo ahora que estamos viviendo un período muy propicio para perseguir y encarcelar.
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